Prometo no venderte nada
(aunque cada palabra que escribo parezca un anuncio)
A veces escribo como si quisiera venderte algo. Pero lo único que intento es que pienses antes de comprarlo.
La palabra publicidad siempre me ha generado amor y sospecha a partes iguales. La uso, la estudio, la reescribo.
Porque detrás de cada eslogan hay una promesa.
Y detrás de cada promesa, una intención.
Mi forma de escribir nació ahí: entre la persuasión y la provocación. Entre el deseo de comunicar y el miedo a que me compren.
Quizá por eso mi redacción suene tan publicitaria… solo que lo que intento venderte no es un producto, sino una pregunta.
Prometo no venderte nada. Aunque cada palabra que elijo tenga forma de anuncio. No vendo. Provoco. Lanzo frases como luces de neón: brillan, ciegan, atraen… pero debajo del brillo hay un silencio que pregunta.
Hay textos que se comportan como vallas publicitarias: te gritan, te prometen, te empujan a mirar. Los míos también lo hacen. Solo que lo que intento venderte no es un producto, sino una mirada.
Una forma distinta de habitar el lenguaje.
Si mi redacción suena a copy, es porque el mundo también lo hace.
Y yo solo intento responderle con teatro.
Me interesa más provocar que convencer.
Más el eco que el aplauso.
Más la reacción que el clic.
Porque la comunicación, igual que el teatro, no se mide en ventas, sino en ondas.
Así que, si alguna vez sientes que mi escritura te quiere vender algo, que sea esto:
Que dudes. Que pienses. Que algo te tiemble, aunque sea un poco.
¿Alguna vez te sentiste “vendido” por un mensaje que te emocionó? Cuéntame, me encantará leerte.
✍️
Gracias por llegar hasta aquí. Si lo que has leído te ha removido, compártelo con alguien que lo necesite.
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basado en hechos reÁlex 🎭
